Esto que parece la onomatopeya de un estornudo conflictivo
es, en realidad, un sistema de avanzada para encontrar palabras. Cuando no tenemos
ganas de leer (todo) el texto o (ni siquiera parte de) una lista, basta con
apretar las teclas Control (Ctrl) y F, escribir
las primeras letras de la palabra en cuestión y alguien, no sé quién, te la
muestra resaltada cada vez que aparece. La idea es simplemente genial.
Pero hay un problema. La búsqueda facilitada se vuelve
adictiva al punto que el cerebro se acostumbra y reclama un servicio si no
idéntico, por lo menos parecido, en textos extra-informáticos. Por ejemplo, un
libro. Por ejemplo, el ticket del supermercado. Por ejemplo, el apunte que te
prestó un compañero de la facultad.
Cuando es posible, usamos sistemas alternativos para
encontrar palabras. Si buscamos el adverbio <<zarrapastrosamente>>,
tendremos grandes posibilidades de éxito teniendo en cuenta la zeta inicial y la longitud del término.
Es la técnica de la sopa de letras: hacer foco en los rasgos descollantes. Esto
funciona dignamente si nuestro nivel de atención es estable y, en cambio, queda
absolutamente anulado si vemos hombres-fosforito en lugar de letras.
El problema del no ctrlf en la vida real es mayor para la
gente con problemas personales. Mi amigo Guillermo lamenta que no haya algo así
para localizar objetos. Y no es que él sea una persona desorganizada; creo que
es en casos como el suyo donde la técnica del ctrlf sería invaluablemente útil.
Porque, cuando el caos es extremo, estamos dispuestos a encontrar el teléfono
en la bañera; pero si somos visiblemente ordenados y las llaves no están donde
deben estar, es esperable que entremos en un estado de desesperación aguda.
Igual, no dejo de pensar que su fantasía es rara. Se necesitan
muchos objetos: hologramas de las teclas Ctrl y F, una barra donde escribir
<<llaves>> y finalmente una
luz amarilla contorneándolas. Imagino una luz no muy fuerte, más bien amable,
pero que hace un ruido de insecto atrapado en una lata.
Ante la pérdida de un objeto, el comportamiento normal sigue
dos tendencias posibles. De acuerdo con una, la persona piensa dónde fue la
última vez que lo usó (procedimiento que no entiendo pero no me convence). La
segunda tendencia - y mi preferida- consiste en dejar de buscarlo hasta que
aparezca milagrosamente.
Las cosas, como las palabras y los niños en la playa, se
pierden. Y si el que busca, no encuentra, tendrá que conformarse con lo más
parecido que encuentre por ahí.
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